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Entrevista con el Prof. Haug realizada por Primo Medico el 9 de julio de 2025

Primo Medico Specialist Talk, el pódcast de los especialistas con Susanne Amrhein — “Medicina para los oídos” (Audio en español generado con IA, el original en alemán)

Las células neuroendocrinas se encargan de producir diversas hormonas y se encuentran en casi todo el cuerpo humano. Lamentablemente, estas células también pueden transformarse en tumores. Estos tumores neuroendocrinos son poco frecuentes y pueden presentar distintos subtipos, lo que puede dificultar su tratamiento. Una de las opciones dentro de la llamada “teranóstica” es terapia radionuclídica de receptores peptídicos, abreviada como PRRT por sus siglas en ingles. Sobre cómo funciona y por qué es tan eficaz, hablo con el profesor Alexander Haug, médico especialista en medicina nuclear en Minute Medical, en Viena.

Primo Medico (PM):Profesor Haug, quizá para comenzar podría explicar primero: ¿en qué consiste exactamente la terapia radionuclídica de receptores peptídicos?

Prof. Alexander Haug (AH): La terapia radionuclídica de receptores peptídicos, abreviada como PRRT, es una forma innovadora de tratamiento oncológico, especialmente indicada para ciertos tipos de tumores, como los llamados tumores neuroendocrinos.

Imagínese que enviamos una especie de medicamento dirigido directamente a las células tumorales. Este medicamento está compuesto por un pequeño fragmento proteico, el llamado péptido, que se une de forma específica a ciertos receptores presentes en la superficie de las células tumorales. A este péptido lo acoplamos con un emisor radiactivo, es decir, una especie de unidad de irradiación en miniatura.

Lo especial de este tratamiento es que la radiación se introduce directamente en la célula tumoral, actuando desde el interior, a diferencia de la radioterapia clásica que actúa desde fuera, a través de la piel. El tejido sano que rodea el tumor se ve poco afectado, ya que el alcance de esta radiación es muy limitado.

El objetivo de esta terapia es reducir el tamaño del tumor, y especialmente de sus metástasis, frenar su crecimiento y aliviar así de forma significativa los síntomas del paciente. Para muchas personas, sobre todo aquellas con tumores avanzados en los que otras terapias no han sido suficientemente efectivas, la PRRT puede representar una opción muy eficaz y poco agresiva, que ofrece una nueva esperanza.

PM: Ya he mencionado que existen muchos subtipos o diferentes manifestaciones de los tumores neuroendocrinos. ¿Para qué tipos de tumores es especialmente adecuada la terapia radionuclídica de receptores peptídicos?

AH: La PRRT está indicada principalmente para los llamados tumores neuroendocrinos, abreviados como TNE. Son tipos especiales de tumores que se desarrollan a partir de las células del sistema endocrino. Estas células se encuentran en muchas partes del cuerpo, por eso los tumores neuroendocrinos pueden aparecer en órganos muy diversos. Los más frecuentes se localizan en el tracto gastrointestinal, como por ejemplo en el intestino delgado, el recto o el páncreas. Pero también pueden aparecer en los pulmones u otros órganos.

Estos tumores neuroendocrinos son muy heterogéneos. Algunos crecen muy lentamente y pasan mucho tiempo sin ser detectados porque inicialmente causan pocos síntomas. Otros son mucho más agresivos y crecen rápidamente. A veces hacen metástasis en el hígado o en los ganglios linfáticos.

Lo que muchos de estos tumores tienen en común es que presentan en su superficie ciertos receptores, llamados receptores de somatostatina. Y precisamente estos receptores son los que aprovecha la PRRT. Porque este tratamiento solo funciona si estos receptores están presentes. Por eso, durante el proceso de diagnóstico verificamos cuidadosamente si el tumor posee estas estructuras diana. Si es así, la PRRT puede ser una terapia muy específica y efectiva, especialmente cuando otros tratamientos como la cirugía, la quimioterapia o la radioterapia no son suficientes o no son opciones viables.

PM: ¿Cómo pueden detectarse los tumores neuroendocrinos o comprobarse si esos receptores necesarios están presentes?

AH: Sí, esa es una pregunta muy importante. Porque cuanto antes detectemos un tumor, más precisa puede ser la terapia. El llamado estándar de oro, es decir, el mejor y más exacto método para diagnosticar tumores neuroendocrinos, es hoy en día la PET-TC. Y se realiza usando una sustancia especial que se une específicamente a estos receptores de somatostatina en las células tumorales. Se puede imaginar así: administramos al paciente un medicamento marcado con una ligera radiactividad por vía intravenosa, que viaja por el cuerpo hasta donde se encuentran las células tumorales con esos receptores. La cámara de PET-TC nos muestra con gran precisión dónde están esas células, incluso cuando los tumores son aún muy pequeños.

Este examen no solo es importante para el diagnóstico, sino también para la terapia. Aquí entra en juego un concepto moderno llamado “teranóstica”. El nombre viene de la combinación de terapia y diagnóstico. El principio es que usamos la misma “llave”, es decir, la misma molécula que se une a la célula tumoral, una vez con un isótopo para el diagnóstico por imagen en la PET-TC, y otra vez con un isótopo terapéutico para irradiar específicamente esas células mediante la PRRT.

Esto significa que diagnóstico y terapia están perfectamente coordinados. Vemos exactamente dónde están las células tumorales y las tratamos en ese lugar concreto. Esto no solo hace que el tratamiento sea más preciso, sino también, a menudo, más efectivo y menos agresivo para el paciente.

PM: Usted mencionó antes que muchos pacientes ya han recibido varias terapias que no han sido lo suficientemente efectivas. ¿Bajo qué condiciones es entonces adecuada la terapia radionuclídica de receptores peptídicos?

AH: Efectivamente, la PRRT no es adecuada para todos los pacientes, pero se considera una opción cuando se cumplen ciertas condiciones. Esta terapia funciona mejor en tumores neuroendocrinos de crecimiento lento que presentan en su superficie estos receptores de somatostatina. Como mencioné, esto lo comprobamos previamente con un PET-TC especializado.

Además, la PRRT suele ser una muy buena opción cuando el tumor ya no puede ser operado, por ejemplo, porque ha formado metástasis o se encuentra en una ubicación de difícil acceso. También, si otros tratamientos como la quimioterapia o medicamentos no son suficientemente efectivos, la PRRT puede ser una alternativa valiosa para frenar el crecimiento tumoral, aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Es muy importante que el tratamiento se planifique siempre de forma individual, según el tipo de tumor, su estadio y el estado general del paciente. Pero cuando se cumplen las condiciones adecuadas, la PRRT es un tratamiento muy dirigido, suave y a menudo muy eficaz.

PM: ¿Podría explicarnos nuevamente cómo es el procedimiento? Es decir, ¿cómo funciona la terapia radionuclídica de receptores peptídicos para los pacientes?

AH: La PRRT es un tipo de tratamiento oncológico muy dirigido. Se basa en los radioligandos, es decir, moléculas marcadas con radioactividad que se unen de manera muy específica a las células tumorales. En la práctica, usamos un medicamento especial, generalmente Lutecio-177 Dotatato. Es un pequeño péptido que se adhiere a los receptores de somatostatina en la célula tumoral y lleva una sustancia radiactiva directamente a la célula cancerosa. Se puede imaginar como un pequeño mensajero radiactivo muy preciso que libera su efecto exactamente donde está el tumor.

El procedimiento es el siguiente: el paciente recibe los radioligandos mediante una infusión intravenosa. La sustancia se distribuye por el cuerpo y se une allí donde están los receptores específicos, idealmente solo en las células tumorales. Allí, los radioligandos emiten radiación de forma dirigida, dañando y destruyendo la célula tumoral sin afectar mucho al tejido sano circundante.

La terapia se realiza siguiendo un protocolo estricto, pero adaptado individualmente a cada paciente. Prestamos mucha atención al tipo de tumor, su distribución, el estado general de salud y también a cómo funcionan los riñones y la médula ósea, ya que estos órganos deben protegerse.

Por lo general, la PRRT se administra en varios ciclos con intervalos de aproximadamente ocho semanas para lograr una eficacia óptima sin sobrecargar el organismo.

En resumen, es una terapia muy precisa y altamente especializada que ha demostrado excelentes resultados especialmente en tumores neuroendocrinos avanzados y de crecimiento lento.

PM: ¿Qué efectos secundarios puede causar este tratamiento?

AH: Como cualquier terapia, la PRRT también puede tener efectos secundarios. En general, y esto es especialmente importante para mí, es una terapia bastante bien tolerada, sobre todo en comparación con la quimioterapia clásica. La radiación actúa de forma muy dirigida sobre las células tumorales. Sin embargo, las células sanas, especialmente en los riñones y la médula ósea, pueden verse un poco afectadas. Por eso protegemos los riñones durante el tratamiento con una infusión especial y controlamos regularmente el hemograma.

Los efectos secundarios posibles pueden incluir: náuseas o una leve sensación de malestar el día del tratamiento, pero normalmente son fáciles de manejar. Fatiga o cansancio en los días posteriores a la terapia, algo que muchos pacientes reportan, aunque suele mejorar rápido. En casos raros, los valores sanguíneos pueden bajar temporalmente, por ejemplo, el número de glóbulos blancos o plaquetas. Por eso vigilamos esto muy de cerca. A largo plazo, el riesgo de complicaciones graves es bajo. Por supuesto, cada paciente recibe un seguimiento individualizado y la terapia se adapta según sea necesario.

El objetivo siempre es lograr el máximo efecto contra el tumor con la menor carga posible para el organismo. Y precisamente eso hace que la PRRT sea una opción de tratamiento muy bien tolerada para muchos pacientes.

PM: Toda persona que padece cáncer desea que este desaparezca. ¿Cuál es el éxito de la terapia?

AH: Los éxitos que observamos con la PRRT son realmente impresionantes, sobre todo en pacientes con tumores neuroendocrinos avanzados y de crecimiento lento. Los pacientes se benefician de la PRRT en varios niveles. El tumor se reduce y crece más lentamente. Las metástasis pueden retroceder. Los síntomas, especialmente los hormonales o el dolor, disminuyen. Y algo muy importante, la calidad de vida mejora significativamente gracias a la terapia. Esto se ha demostrado también en varios estudios.

En estudios se ha visto que la PRRT puede duplicar la supervivencia libre de progresión, es decir, el tiempo durante el cual el tumor no crece más. Además, en algunos pacientes, se puede prolongar la supervivencia global de la enfermedad.

Por supuesto, cada situación es individual. No podemos prometer que el tumor desaparezca. Pero en la práctica vemos una y otra vez que los pacientes permanecen estables durante años o que se sienten claramente mejor. Para muchos, esto representa una gran ganancia en tiempo y calidad de vida. Precisamente porque la terapia actúa de forma tan dirigida y delicada, es una opción muy valiosa para muchos pacientes, a menudo cuando ya tienen un largo historial de enfermedad.

PM: En caso de que haya una recaída, es decir, una reaparición o reactivación del cáncer, ¿se puede repetir la terapia radionuclídica de receptores peptídicos si es necesario?

AH: Sí, eso es realmente posible. En muchos casos, la PRRT puede repetirse en caso de reaparición de la enfermedad, es decir, lo que llamamos una recaída. A esto le llamamos re-tratamiento o repetición de la PRRT. Es especialmente recomendable cuando el primer tratamiento fue efectivo y el tumor se vuelve activo nuevamente después de un tiempo.

Por supuesto, debemos evaluar cuidadosamente qué tan agresivo es el tumor que ha regresado y cuál es el estado general del paciente. Sobre todo, es importante que los riñones y la médula ósea hayan tolerado bien la primera terapia. Si todo esto está en orden, un tratamiento adicional puede ayudar a controlar nuevamente el crecimiento tumoral y aliviar los síntomas. Generalmente con una tolerancia similar a la del primer tratamiento.

Lo fundamental es que la PRRT no es una terapia única, sino que bajo ciertas condiciones puede formar parte de un concepto integral de tratamiento a largo plazo. Así podemos adaptar la terapia de manera flexible según la evolución de la enfermedad y ofrecer a nuestros pacientes nuevas perspectivas incluso en caso de recaída.

PM: ¿Las compañías de seguros de salud suelen cubrir los costos del tratamiento?

AH: Esta es una pregunta importante, porque, efectivamente, la cobertura de los costos juega un papel fundamental en cualquier terapia. En nuestro caso, ofrecemos la PRRT como un servicio privado. Esto significa que el tratamiento se realiza en una institución privada y no siempre es cubierto automáticamente por todas las aseguradoras públicas. Por otro lado, las aseguradoras privadas suelen cubrir los costos, total o parcialmente, especialmente cuando está clara la necesidad médica. Lo aclaramos todo con Usted de antemano y también ayudamos en la comunicación con la aseguradora.

Para los asegurados públicos, bajo ciertas circunstancias, existe la posibilidad de solicitar la cobertura a través de un trámite de reembolso. Sin embargo, esta es siempre una decisión caso por caso, en la que la aseguradora evalúa si el tratamiento está justificado médicamente y no está disponible de otra manera. Lo mejor es hablar de esto con tiempo, ver juntos qué opciones hay y cómo puede ser el camino a seguir para Usted.

PM: Muchas gracias por la información, profesor Haug.

Eso fue el Primomedico Specialist-Talk con Susanne Amrhein. Gracias por escucharnos.